Los colorantes naturales son reconocidos generalmente como seguros, y como su nombre lo indica están presentes en la naturaleza y es posible extraerlos mediante distintos procesos físicoquímicos. A su vez los colorantes naturales pueden ser de origen animal, vegetal y mineral. Como ejemplo se tienen los pigmentos chalcónicos extraídos de la flor de cártamo (cartamina rojo, y amarillos A y B), o el caroteno, proveniente de la zanahoria. A pesar de su procedencia natural es necesario realizar estudios toxicológicos pertinentes a fin de evaluar la inocuidad de estos colorantes y poder determinar la ingesta diaria admisible (IDA) (Aubaile et al., 1998).