Descripción:
La historia se hace, no cabe duda, con documentos escritos. Cuando los hay, pero, si no existen, se puede, se debe hacer sin documentos escritos. Por medio de cuanto el ingenio del historiador le permita usar para fabricar su miel, a falta de las flores habitualmente usadas. Con palabras. Con signos. Con paisajes y con ladrillos. Con formas de campos y malas hierbas. Con eclipses lunar y colleras. Con investigaciones sobre piedras realizadas por geólogos, y con análisis de espadas metálicas realizadas por químicos. En una palabra, con todo lo que siendo propio del hombre depende de él, le sirve, lo expresa, significa su presencia, su actividad, sus gustos y sus modos de ser hombre (Febvre, 1949: 428) Fevbre y Bloch defienden la idea de que los testimonios para recrear las historia están en todos lados; claro, si el historiador tiene el ingenio para poder utilizar esta información a su favor, con objetividad e inteligencia, así como con el uso y apoyo de otras disciplinas y áreas de estudio; ser historiador no debe limitarnos a solo estudiar documentos y libros de carácter histórico, podemos atrevernos a dar un paso adelante y tomar otras ramas científicas en nuestras manos, tratar de entenderlas así como utilizarlas dentro de nuestras investigaciones, esto nos permite elaborar trabajos de investigación más completos y variados, que no solo llamen la atención de un historiador, sino también de un arqueólogo o antropólogo, para eso la interdisciplinariedad dentro de las ciencias sociales, permite la apertura de nuestra mente hacia otros enfoques, no solo al que hemos dedicado tantos años de estudio.