La neutropenia febril (FN, por sus siglas en inglés) es un síndrome que se anticipa generalmente en pacientes que reciben tratamiento para cáncer. En las tres últimas décadas su tratamiento ha incluido la administración inmediata de terapia empírica antibacteriana, una táctica que resultó en una reducción en la mortalidad. Los desafíos que permanecen son la administración del régimen de tratamiento empírico más adecuado adaptado a la evolución y cambio en la epidemiología de infecciones en pacientes neutropénicos y las tasas de resistencia; el desarrollo de marcadores de diagnóstico temprano de infecciones bacterianas o micóticas graves; el riesgo de estratificación de pacientes; el establecimiento de criterios de terapia antimicótica empírica (preventiva) dirigida; y la contención de la resistencia antimicrobiana que compromete los esfuerzos de tratamiento efectivos, mediante políticas antibióticas efectivas y la implementación de medidas de control infeccioso, especialmente la higiene de las manos. La necesidad de profilaxis antimicrobiana o antimicótica dirigidas y las estrategias de apoyo como el uso de factores de crecimiento aguardan una mayor aclaración.