Descripción:
Pocas cuestiones en el campo de la salud pública han tenido tanta relevancia en los últimos años como la obesidad. Esta situación se ha relacionado con las transiciones demográfica, epidemiológica y nutricional, que nos explican cambios importantes en la cultura alimentaria de nuestro país. Nuevos informes han revelado que la obesidad sigue en ascenso, teniendo en la actualidad en nuestro país a 4.1 millones de escolares y a uno de cada tres adolescentes con peso por arriba del recomendado para su edad. La obesidad en etapas tempranas, trae consigo consecuencias físicas como diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades cardiacas entre otras; y consecuencias psicológicas como poca destreza y habilidad en relación a los niños de su edad, depresión, sentimientos de soledad. Se ha descubierto que el rol que juega la familia, sus creencias, prácticas y actitudes hacia la alimentación son importantes ante la exposición de la comida en los niños; teniendo la madre influencia importante en la forma en que el niño se comporta con respecto a la alimentación. El presente estudio, tuvo como objetivo principal determinar la relación entre las creencias y prácticas de alimentación maternas con el IMC de sus hijos en edad escolar, y las diferencias entre las categorías de IMC de las madres, su escolaridad y ocupación, con respecto a sus propias creencias y prácticas de alimentación en una primaria de Pachuca, Hidalgo. Participaron 417 escolares con sus madres, quienes fueron seleccionados bajo un muestreo no probabilístico intencional. Se utilizó la escala de Actitud, creencias y prácticas de las madres hacia la alimentación infantil (Navarro, 2006), y se evaluaron peso, talla y datos sociodemográficos de madres y sus hijos. Los datos se analizaron utilizando la correlación de Pearson, análisis de varianza de un solo factor y la prueba Scheffe. Se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el IMC y escolaridad de las madres con respecto a sus creencias y prácticas de alimentación, también una relación significativa entre el IMC de las madres y cuatro de los factores de la escala. El estudio genera información de importancia para promover mejores programas de salud que puedan partir desde la raíz del problema.