La alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) es la principal causa de alergia alimentaria en los primeros meses de vida, ya que son de las primeras proteínas alimentarias de origen no humano ingerida por lo niños. Las alergias alimentarias actualmente van en aumento, por lo que van tomando más relevancia en el diagnóstico temprano. La APLV presenta un tipo de reacción alérgica tipo I mediada por IgE, sin embargo, también existe una reacción no mediada por IgE y un mecanismo que puede ser mixto, por lo que la clínica es muy variable, expresando desde síntomas locales, hasta sistémicos y graves como lo es la reacción anafiláctica. El diagnóstico es clínico, con una historia clínica detallada y minuciosa; ante la sospecha se realiza una prueba de evitación del alergeno y posteriormente una prueba de reto o provocación oral que confirma el diagnóstico. Sin embargo, se puede hacer uso de herramientas de apoyo como es el CoMiSS, medición de IgE, pruebas de punción cutánea, pruebas de parche y medición de calprotectina. El estándar de oro sigue siendo la prueba de reto oral. El tratamiento se basa en una dieta de exclusión materna en pacientes que son alimentados con seno materno exclusivo. Sin embargo, en pacientes que requieren complementación o uso de fórmulas lácteas, se utilizan las fórmulas hipoalergénicas, como la fórmula extensamente hidrolizada (FEH) de proteínas de suero y/o caseína, fórmulas hidrolizadas de arroz (FHA) y fórmulas de aminoácidos (FAA). Cada una con indicaciones específicas, siendo la primera opción al tratamiento la FEH, como alternativa se utiliza la FHA ofreciendo mejor palatabilidad y precio más accesible. La FAA se emplea como primera línea de tratamiento en pacientes con síntomas graves o con persistencia de síntomas después de dos semanas de tratamiento con FHE. La fórmula de soya y de otros mamíferos no se deben ofrecer como opciones de tratamiento en APLV por alto riesgo de reacción cruzada. Dentro de las complicaciones que presentan los pacientes con APLV se encuentra las alteraciones nutricionales, presentando desnutrición al momento del diagnóstico secundaria a las manifestaciones y síntomas clínicos gastrointestinales, o la presencia de obesidad en pacientes con dietas con mayor valor energético en un intento por suplir la dieta de exclusión a proteínas de leche de vaca. Se debe suplementar a los pacientes para evitar las alteraciones que se presentan en el metabolismo del calcio. La APLV modifica la dinámica y dieta familiar, siendo así una enfermedad que puede repercutir al desarrollo psicológico y emocional del paciente.