En la historia de nuestro planeta nunca antes las especies estuvieron tan amenazadas en un periodo tan corto de tiempo, como lo están en el presente. Los efectos de la contaminación en la calidad del agua, aire y suelo aumentan la pérdida de la diversidad biológica (Primack, 2002), estos efectos asociados con el incremento de la población humana y su tasa de consumo, generan efectos difíciles de predecir para la diversidad. La identificación de las especies amenazadas tiene importantes implicaciones, ya que permite definir prioridades de acción y con ello, esfuerzos y recursos destinados a la preservación de las mismas (Primack, 1993; Primack et al., 2001). Los manatíes alcanzan la edad reproductiva entre los 30 y 36 meses, tienen una progenie pequeña, el tiempo de gestación fluctúa entre los 12 y 13 meses y el periodo de lactancia es excesivamente largo, el cual puede variar entre los 12 y 24 meses (Marmontel et al., 1992), debido a estas características la pérdida de individuos por encima de los nacimientos, con certeza coloca a esa especie en serias dificultades para sobrevivir. Es imperante realizar estudios sobre los diversos aspectos de las poblaciones mexicanas de manatíes y del mantenimiento del hábitat, para evitar la extinción de la especie. Existen informes científicos que, en los escenarios más pesimistas, ubican a la especie a 60 años de la extinción (Flores-Cascante, 2010).