Descripción:
El panorama mundial actual marcado por la globalización, la crisis económica y el acelerado avance de una delincuencia organizada cada vez más perfeccionada, pone de manifiesto la necesidad de prever mecanismos eficaces de lucha contra el crimen, lo cual ha significado una nueva disputa, en un ya viejo enfrentamiento, entre los principios de garantía y eficacia.
Ante la marcada propagación de la criminalidad organizada en el mundo, aparecen los medios extraordinarios de investigación, caracterizados principalmente por su dureza y agresividad con el objeto de paliar las desmedidas diferencias, tanto estructurales como operativas, entre los grupos organizados y el aparato punitivo estatal. Mecanismos de combate que sin lugar a dudas, responden a la sensación de inseguridad y a las insuficientes herramientas de las naciones para enfrentar a delincuentes despiadados y perfectamente organizados en redes que traspasan las fronteras regionales.
El llamado Agente Encubierto, aparece como parte de estas medidas extremas implementadas por los Estados, cuyo nombre ya nos arroja cierta luz acerca de la actividad desempeñada por quien la ejecuta e incluso nos remonta a una especie de escenario de ficción. Se trata, de un funcionario policial, que a través del engaño acerca de su identidad y de sus intenciones, se involucra en la trama del crimen organizado a fin de investigarlo, desplegando una serie de problemáticas, ya que a partir de su intervención supone poner en marcha una simulación que es permitida y orquestada por el propio Estado, como medio de cumplimiento “efectivo” de su labor investigadora.