El riñón es un órgano que desempeña diversas funciones fundamentales para el mantenimiento de la vida del individuo, a través de la interacción con algunos líquidos que componen al organismo. En este sentido cabe destacar acciones como la regulación de electrolitos y del agua del medio interno, el pH, la eliminación de los productos finales del metabolismo protéico y la regulación de la tensión arterial. Los líquidos que integran el organismo de un individuo se pueden dividir en dos grandes compartimientos: 1) Compartimiento intravascular: Incluye los líquidos que circulan por los vasos sanguíneos. 2) Compartimiento intersticial: Incluye los líquidos exteriores a los vasos sanguíneos que bañan el exterior de las células. El líquido que se encuentra dentro de las células permanece en constante intercambio con el intersticial, a través de procesos activos los cuales se ven afectados por estrechos márgenes de variación de factores como la ingesta o pérdida de H2O y electrolitos, así como el ingreso de productos finales del metabolismo de las células que deben ser eliminados. El riñón juega un papel fundamental estabilizando el volumen y las constantes fisicoquímicas del líquido extracelular a través de la formación de la orina por medio de un ultrafiltrado del plasma sanguíneo.