Descripción:
Introducción: A finales del diciembre del 2019, se produjo un brote de neumonía atípica causado por un nuevo virus denominado severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2) Durante el último año ha sido causa de aumento de mortalidad en la población general. Debido a que la pandemia por COVID-19 ha estado en curso durante más de 1 año, es difícil identificar e investigar las secuelas a largo plazo de la infección por SARS-CoV-2. Al momento se conocen pocos datos sobre la repercusión a futuro sobre este padecimiento no obstante se sabe que el deterioro persistente de la función pulmonar y la capacidad de ejercicio dura por meses siendo de vital importancia la realización de pruebas de función respiratoria como seguimiento del paciente enfermo. Objetivo general: Medir la frecuencia de alteraciones espirométricas en los pacientes incluidos en el estudio en comparación con valores predichos. Material y Métodos: se realizó un estudio prospectivo, descriptivo, en el cual se analizaron 30 pacientes mayores de 18 años con previa infección documentada por lo menos de 3 meses por SARS CoV2 con reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real o tomografía de tórax con CORADS 4 O 5 en el Hospital Regional de Alta Especialidad de Zumpango. Se les realizó espirometría forzada y se hizo una comparación para evaluar la asociación entre la gravedad de la neumonía y las variables y el valor predicho para la población, evidenciado si existen cambios en la función respiratoria como secuela de una infección previa. Resultados: La edad promedio propensa para el contagio del SARS-CoV 2 es de 34 a 59 años. Con peso un promedio de 73 Kilogramos; permitiendo identificar el sobrepeso un factor de riesgo para presentar enfermedad grave presentado un IMC en promedio por arriba del 28 Kg/m2. El cociente FEV1/FVC que fue de 83.21 en promedio con los 30 pacientes estudiados. Los resultados sugieren que la neumonía COVID-19 puede resultar en alteraciones clínicamente relevantes iniciales, sin embargo, con la evaluación después de 12 semanas, la función pulmonar mejoró, únicamente presentando una disminución en la capacidad pulmonar forzada.