Descripción:
Este trabajo sufrió un proceso de ajuste a lo largo de varios años. Su historia inició con la idea de privilegiar el trabajo de campo y el uso de la etnografía como fuente para la historia. Esto no era ninguna novedad, pues muchos investigadores la usaban ampliamente para temas semejantes al mío.
Mi trabajo de campo, el recorrido de una literatura rica y sugerente, así como el estudio de la cosmovisión prehispánica, me convencían intuitivamente de que los fenómenos que llamaron mi atención durante el trabajo de campo, algunos de los cuales reporté en mis primeras investigaciones, tenían una clara raíz prehispánica.
Sin embargo, y en gran medida gracias a una de mis maestras, la Dra. Adriana Gómez, quien ha jugado un importante papel en mi proceso y a quien agradezco enormemente el tiempo dedicado a la corrección de mi primera ponencia, así como su invitación a participar en un proyecto de investigación, gracias a sus observaciones y cuestionamientos, decía, comprendí que yo aún no tenía las herramientas teóricas y metodológicas para dilucidar de forma rigurosa qué información podría resultar válida como fuente para la historia prehispánica, y qué información podría ser muy útil para una historia oral de la comunidad, o para una historia del imaginario colonial, o, en fin, para cualquier otro tema, pero no precisamente prehispánico.
A mi parecer la utilidad de mis datos, su afinidad con lo que hasta entonces entendía de la cosmovisión prehispánica; así como la lectura de las etnografías hasta entonces revisadas, mi contacto con otros investigadores, etc., de alguna forma habían ido delineando en mí la noción de que mis datos tenían una honda raíz temporal; en una palabra todo lo que había yo ido incorporando a mi formación para emprender el tema, me parecía bastante claro para manejar mis datos como fuente para la historia.