Descripción:
La cebada ocupa el cuarto lugar en producción a nivel mundial, aunque no es muy consumido por las personas en una aplicación directa. Siendo su principal uso, como materia prima en la industria cervecera, sin embargo, en ocasiones, cuando el grano de cebada no reúne las características para la elaboración de maltas, se destina simplemente a la alimentación del ganado, disminuyendo su costo y utilidad (Márquez-Elías, 2006). Esto requiere en ocasiones de la aplicación de fertilizante nitrogenado, generando que se produzca un rendimiento económicamente aceptable y así satisfacer los requerimientos de calidad para la industria maltera, de lo contrario de no ser así se producirían importantes pérdidas para el productor (Lazzari et al., 2001).
El cultivo de cebada se ve favorecido en suelos fértiles, como todos los cultivos en general (http://www.infoagro.com/herbaceos/forrajes/cebada, 2010). La cebada prefiere tierras fértiles, pero puede tener buenas producciones en suelos poco profundos y pedregosos, con tal de que no falte el agua al comienzo de su desarrollo (López-Perea et al., 2005). En general todas las plantas han desarrollado mecanismos altamente específicos para adaptarse a ciertas condiciones de los suelos, que les permita absorber, transportar y acumular nutrientes, logrando un óptimo desarrollo (Lasat, 2000). Cuando algunos elementos como metales y metaloides se encuentran presentes en los suelos y no son necesarios para el cultivo, pueden resultar bioacumulados en diferentes órganos de la planta, y llegar a ser tóxicos y afectar la calidad del cultivo.