La violencia en el anciano es un fenómeno que causa gran sorpresa y es posible que la sociedad se resista a creer en la existencia de este problema, quizá porque no es percibida a simple vista debido a que ocurre en un ambiente que denota confianza; sin embargo, se manifiesta con gran intensidad y frecuencia como una conducta destructiva con el fin de producir efectos nocivos de carácter físico, psicológico, social y económico de innecesario sufrimiento, lesión, dolor, pérdida y/o violación de los derechos humanos y disminución de la calidad de vida de los ancianos, que pueden ocurrir en cualquier clase social, en cualquier grupo racial, en ambos sexos, en todos los niveles educacionales y en cualquier etapa del desarrollo familiar. Por otro lado, el crecimiento sin precedente de la población de edad avanzada es uno de los cambios más importantes que se han dado. El envejecimiento de la población constituye un factor importante en los sistemas económicos, políticos, culturales y sociales.