Descripción:
Resulta innecesario definir el dolor, ya que, en mayor o menor medida, todos lo hemos experimentado en numerosas ocasiones. La primera definición moderna se debe a Merskey, quien en 1964 al referirse al dolor, lo define como una experiencia desagradable que asociamos primariamente a una lesión tisular o descrita como tal. Años después el Subcomité de Taxonomía de la International Association for the Study of Pain (IASP), define al dolor de la siguiente manera. “El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular presente o potencial, o descrita en términos de tal lesión”. Esta definición se aplica a dolor agudo, dolor canceroso y dolor crónico no canceroso1.
El dolor postoperatorio es un dolor agudo que aparece como consecuencia del acto quirúrgico. Desde el punto de vista fisiopatológico, se genera por las manipulaciones propias del acto quirúrgico como tracciones y secciones de tejidos y la liberación de sustancias algógenas capaces de activar y/o sensibilizar los receptores encargados de procesar la sensación nociceptiva.
Su control es esencial pues su alivio no es sólo un acto de compasión humana sino necesario por asociarse a una disminución de la incidencia de complicaciones postoperatorias. En este sentido, se ha descrito que determinadas técnicas analgésicas las cuales se asocian a una menor morbimortalidad. Asimismo, una adecuada analgesia proporciona otros beneficios como un menor deterioro cognitivo en el período postoperatorio y un menor riesgo de aparición de cuadros de dolor crónico postquirúrgico. Por otra parte, gracias a la consecución de una analgesia eficaz se pueden realizar procesos de rehabilitación activos que contribuyen a mejorar el pronóstico de múltiples cirugías. El resultado global es una mejor calidad asistencial y un menor coste hospitalario2.
El dolor posoperatorio se caracteriza por ser agudo, predecible y auto limitado en el tiempo. Es básicamente un dolor de tipo nociceptivo, asociado con reacciones vegetativas, psicológicas, emocionales y conductuales. Si no se trata adecuadamente, puede cronificarse.
El dolor postoperatorio constituye un problema no resuelto: aproximadamente el 70% de los pacientes experimentan dolor severo y un 30% dolor moderado. El problema es mayor si consideramos que en estas 2 últimas décadas se han producido avances considerables referentes a la fisiopatología del dolor, la introducción de nuevos fármacos y el desarrollo de nuevas técnicas y modos de administración2-3.
En términos generales, en Estados Unidos, de las cirugías realizadas por año, el 77% de los adultos refirieron dolor después de la cirugía y de éstos el 80% es de intensidad moderada a severa.