El jengibre es un rizoma que ha sido utilizado como especia durante más de 2000 años. Posee un aroma delicado y sabor ardiente. Su cultivo es tan antiguo que las civilizaciones griegas y romanas ya lo utilizaban, tanto por sus características de sabor, olor y aroma como por sus propiedades medicinales. La palabra jengibre deriva del sánscrito y significa "corniforme". Su nombre científico es Zingiber officinale. Toma diversos nombres vernaculares: ajengibre (Cuba), jengibre dulce (Puerto Rico), gingembre, gengibre (Antillas Francesas), ingwer (Alemania), gingembre (Francia), ginger (Inglaterra), gengibre, gengivre, mangaratiá (Portugal), kiong (China) y kión (Perú). Es originario de las zonas tropicales del sureste asiático, exactamente del área Indomalaya al sur de Asia y ha sido naturalizado en Jamaica, África, en las Indias occidentales, México y en la Florida. Para su cultivo requiere de un clima tropical húmedo, con una temperatura superior a los 30°C durante dos tercios del año y humedad de 80% a 95%. La provisión de sombra favorece su producción, no es muy exigente en cuanto a suelo, aunque se produce mejor en un terreno de fácil drenaje de agua de riego, pero rico en materia orgánica, con un pH de 5.5 – 7.0. El jengibre es una de las especias más versátiles existentes ya que puede usarse y comercializarse en diferentes formas, algunas de las más comunes son: en polvo, confituras, bebidas, aceite esencial, entre otros, por lo que su cultivo presenta excelentes expectativas de mercado internacional. A diferencia de lo que ocurre en Asia, Europa y países como Estados Unidos; en América Latina y, especialmente en México, el consumo de este rizoma es escaso y su producción es subaprovechada. En el estado de Puebla existe una agrupación de pequeños productores de jengibre que exportan la totalidad de su producción (entero en fresco y triturado congelado) ya que actualmente, en el mercado nacional, la demanda existente es baja.