Descripción:
La demanda en la producción de alimentos a nivel mundial induce la expansión agrícola y ha hecho
necesaria la evaluación del impacto de las actividades humanas (p. ej., los cambios en el uso de
suelo) sobre distintos grupos de organismos y de ecosistemas. Dependiendo de sus características
y del entorno, algunos sistemas agrícolas pueden contribuir al mantenimiento de la biodiversidad
local y regional. En el Altiplano Mexicano, gran parte de la población humana se ha visto
beneficiada con el cultivo de nopal tunero (Opuntia spp.), agroecosistema perenne que por sus
características tanto fisiológicas como morfológicas crece más rápidamente que otras plantas
cultivadas, logrando una elevada producción de frutos. Sin embargo, solo recientemente se han
realizado estudios en los que se ha dado a conocer su potencial como reservorio biológico, pero no
hay información sobre su relación y los probables nuevos horizontes para la conservación de los
insectos como las abejas, grupo de organismos vital en el proceso de la polinización tanto de plantas
silvestres como cultivadas.