Durante el desarrollo de la química orgánica se han sintetizado más de 20 millones de compuestos diferentes de los que aproximadamente dos terceras partes son compuestos heterocíclicos1. Algunos de ellos juegan un papel importante en procesos biológicos y forman parte de los principales constituyentes de las células. Además de su importancia biológica, los heterociclos presentan aplicaciones de diferente naturaleza por ejemplo, la mayoría de los productos desarrollados por la industria farmacéutica son heterociclos cuyas estructuras son análogas o derivan de productos naturales.2 Entre las aplicaciones químicas de estas sustancias podemos citar su uso como componentes y aditivos en la industria de los cosméticos, plásticos, agroquímicos, materiales, entre otros. La búsqueda y el desarrollo de nuevos compuestos heterocíclicos es uno de los temas principales en química orgánica, debido a sus aplicaciones farmacológicas y por el significado industrial.