Descripción:
El saber y poder determinar los factores de riesgo de una población en general para el consumo de alcohol, nos sirve de base para poder llevar a un consenso y crear programas de prevención que tengan de base los siguientes tres puntos: El primero de ellos consiste, por tanto, en disminuir el consumo de alcohol en la medida de lo posible. En el caso de esta sustancia, claramente integrada dentro de la cultura occidental, que no percibe
los riesgos asociados a su consumo, este objetivo puede generar indudables conflictos de intereses y ser además objeto de rechazo por una parte de la población. A pesar de ello es necesario asumir enfoques poblacionales con medidas tendientes a reducir el consumo en la población general para lograr reducir el daño producido por el alcohol, y de forma prioritaria en los menores de edad. También es necesario identificar conductas muy concretas que son responsables de la mayor parte de costos sanitarios y sociales y que pueden ser englobados dentro del concepto de conductas de abuso de alcohol.
Por esto, un segundo punto de la prevención consiste en reducir estas conductas de riesgo, interviniendo para ello en diferentes entornos. También los programas de reducción de daños dirigidos a diferentes colectivos (estudiantes, conductores, embarazadas, trabajadores en situación de riesgo, etc.) ayudan a crear una cultura
preventiva genérica y por lo tanto a conseguir un objetivo más amplio de reducción global del consumo.