Se ha observado que el paciente con enfermedad hepática, ya sea aguda o crónica presentan alteraciones de la hemostasis sanguínea, tanto en las vías procoagulantes como anticoagulantes, lo cual se manifiesta con problemas de sangrado ligados a una producción deficiente de los diversos factores de la coagulación de origen hepático. La reprogramación de un procedimiento invasivo hasta la presencia de anasarca y en ocasiones daño pulmonar agudo transitorio, que coloca al paciente cirrótico en riesgo de muerte; son situaciones frecuentemente asociadas a la administración excesiva y a veces contraproducente de plasma fresco congelado (PFC), que es una práctica habitual en tratar de corregir el INR prolongado, tratando de llevarlo a un valor arbitrario. En base a nuevos estudios de la hemostasis en pacientes cirróticos se ha demostrado que las pruebas de laboratorio rutinarias de hemostasia pueden indicar tendencia hacia el sangrado sin embargo sus valores no se asocian, ni predicen el riesgo de presentarlo.