Descripción:
Desde el origen de las matemáticas estas han tenido por objeto de estudio a los números naturales, pues desde los primeros días del hombre este se dio cuenta de su necesidad de contar las cosas que le rodeaban, y es que algo muy propio al hombre es que tiene la capacidad (y la curiosidad) de darse cuenta del tamaño de las cosas: cuando ve algo por primera vez o percibe un nuevo hecho casi instintivamente piensa en el tamaño del objeto o del hecho en cuestión. Podrá decirse que contar es algo natural en el hombre, además de ser algo que lo motiva y que, en la mayoría de los casos, el conocer el tamaño de los objetos le da una idea más clara de la naturaleza de estos. Entonces no es de sorprender que durante gran parte de la historia uno de los principales objetivos prácticos (y luego intelectuales) del hombre haya sido estudiar el tamaño de los objetos. Gracias a la necesidad de contar (y de medir) es que surgieron los números enteros, luego los racionales y por último los números reales; en este punto se crea que se poda contar todo. Sin embargo, en algún momento los matemáticos se dieron cuenta de algunos hechos curiosos relacionados con los objetos innitos, como por ejemplo que hay más números reales que números naturales, y a su vez que hay más subconjuntos de números reales que números reales, entonces es que surgió la necesidad de crear más objetos que representaran el tamaño de las cosas: así surgió la teoría de cardinales.