En México, conforme la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, 66.1% de las mujeres han experimentado violencia (emocional, sexual, física o económica) alguna vez en su vida; mientras que 4 de cada 10 han sido víctimas de violencia sexual; siendo esta, de las que mayores afectaciones tiene para ellas en lo reproductivo, mental, conductual y relacional. La presente tesis tiene como objetivo analizar el nivel de escolaridad de las mujeres víctimas de violencia sexual en México a fin de establecer la influencia que tiene este en la vulnerabilidad de experimentarla en los diferentes ámbitos donde estas se desenvuelven. El nivel de escolaridad en la trayectoria de las mujeres las dota de experiencias diversas que transforman la manera en que perciben, entienden e interactúan con su entorno; no aceptando mandatos tradicionales y expectativas sociales de su conducta, es por ello por lo que en el presente trabajo se estableció como variable independiente. En esta investigación se utilizó como fuente de Información la ENDIREH 2016, donde se analizó a la población de mujeres de 15 años o más que han experimentado violencia sexual alguna vez en su vida; y mediante modelos de regresión logística se indagó la forma en que el nivel de escolaridad y las demás variables de control (edad; condición de unión; estrato socioeconómico; actividad laboral y tamaño de localidad) influyen en las posibilidades de ser víctimas de este fenómeno. En los resultados se aprecia que el nivel de escolaridad funge como un factor de protección dentro de los ámbitos públicos (comunitario, laboral y escolar) de forma general, sin embargo al momento de irse incrementando el grado de instrucción disminuye la protección al fenómeno; esto puede ser entendido porque la violencia funciona como un mecanismo de control donde al ingresar las mujeres al ámbito público, que de forma tradicional se encontraba reservado para los hombres, y al no aceptar los roles, mandatos, simbolismos y cautiverios (a consecuencia de su mayor acceso a la educación escolarizada) los agresores sexuales emplean la violencia para mantener el poder, control y los privilegios de lo establecido. Por otra parte, en los ámbitos dentro de lo privado (familiar y en la pareja) el acceder a cualquier nivel de escolaridad incrementa las posibilidades de padecer violencia sexual; teniendo una relación directa al aumentarse el nivel; esto pasa porque a medida que avanzan su experiencia educativa, transforman la manera en que se autoperciben y las decisiones que toman.