El municipio, se ha dicho con mucho tino, es el ámbito de gobierno más cercano a la ciudadanía, pero ¿sólo espacialmente?, por lo tanto, se dice es donde se tiene un contacto real y directo con la compleja problemática municipal. El municipio, es el auténtico gobierno local, pero las condiciones en las que debe operar suelen ser y están llenas de dificultades de toda índole, económicas y operativas, aunque sin duda las hay políticas y culturales, en fin, que todo ese discurso dirigido a colocar al municipio como la piedra angular del aparato de gobierno suele quedar en eso, en un discurso. Estas limitaciones se pueden encontrar en aspectos concretos, en geografías concretas, en este caso en el estado de Hidalgo, entidad conformada por 84 municipios y marcados por la nada positiva ubicación en las clasificaciones de atraso y pobreza, aunque en tiempos recientes Hidalgo ha avanzado dos casillas, al dejar el lugar cuatro de los estados más pobres y ubicarse en la actualidad en el seis. Esta situación se complementa con otras, que seguramente se correlacionan, específicamente me refiero a la formación-educación de quiénes ocupan puestos de elección y cumplen tareas fundamentales en la administración municipal. En este sentido existe evidencia empírica que muestra que en la gran mayoría de los municipios hidalguense los servidores y funcionarios públicos adolecen de una formación y capacitación político –administrativa.