En la actualidad, el objetivo de las organizaciones, es mantenerse a flote, y una de las características que permite la permanencia es incurrir en innovaciones; sin embrago, innovar no es tarea fácil, se necesita de herramientas que guíen el actuar empresarial. El ecosistema empresarial, debe tener presente que, el conocimiento, forma parte de un mecanismo que promueve ventajas competitivas, por lo que, es una herramienta que fomenta, incentiva, y crea innovación, donde el único requisito necesario, es la correcta administración de la información; por lo tanto, gestionar el conocimiento, dentro de un entorno en constante revolución, se convierte en una dinámica, que involucra a la organización en su totalidad (Chamba et al, 2020). La globalización implica evolución, y una empresa que evoluciona hoy en día, se caracteriza por la constante creación y aplicación de conocimiento, idea que concurre con los trabajos de investigación de Nonaka y Takeuchi (citados por Cadena y Naranjo, 2021), quienes mencionan que, gestionar el conocimiento es un ciclo donde se crea, se fortalece, se comparte y se aplica información; de tal manera que los investigadores antes mencionados, son los primeros en reconocer que, existe un nexo entre la correcta administración del conocimiento y el proceso de innovación; haciendo mención que, una organización solo es competitiva cuando tiene la capacidad de crear información, y hace uso de los recursos existentes para transmitirla; de tal forma que, cada empresa debe canalizar el conocimiento creado, para que este pueda ser aplicado a fin de lograr sus objetivos. Es así, como a través de este documento, se refleja la importancia de la gestión del conocimiento, denominándolo como un recurso de alto valor que logra potenciar la innovación.