Desde el primer día que el ser humano pisó la faz de la tierra y hasta el último de sus días en esta ha pasado por una serie de cambios que no entiende y en consecuencia desarrolló muchas preguntas, con cada una de las alteraciones que ha experimentado meditó cuidadosamente cada condición referente a su propia existencia, cada detalle por más sencillo que pareciera implicaba para él todo un mundo nuevo por descubrir. Sin embargo, mientras este tratamiento introspectivo se volvía parte de la rutina diaria, cada vez parecía más difícil seguir el paso ya que las preguntas formuladas se complejizaban y día a día emergían más de las que hasta ahora se habían resuelto; los cambios que se generaban empezaban a entablar una íntima relación con el paso de lo que ahora llamamos tiempo, este nuevo elemento parecía transformar no solo su cuerpo, sino también su mente así que después de mucho cavilarlo el sujeto por fin lo entendió, él estaba envejeciendo. Cuando hablamos del envejecimiento, nuestra mente casi siempre corre en dirección al área clínica, inmediatamente pensamos en enfermeras, doctores, hospitales, etc. para la mayoría de las personas es inevitable asociar adultos mayores con enfermedades tales como Alzheimer u otras demencias; para el grueso de la población pareciera imposible pensar que la vejez, de hecho, puede ser una etapa de felicidad. Sin embargo aun cuando en México el hablar de envejecimiento exitoso es un tema aparentemente nuevo, este ha tomado fuerza y el día de hoy es cada vez más común escuchar acerca de esos viejos exitosos que hace unos años parecían no existir; el concepto se va volviendo cada vez un poco más real y cotidiano.