Históricamente las plantas han sido utilizadas como una técnica terapéutica para el tratamiento de diversas enfermedades. La medicina tradicional mexicana ha sido trasmitida de generación en generación, desde las culturas antiguas, dejándonos un valioso legado que ha sido estudiado para demostrar científicamente los efectos que de manera empírica les designa la población, lo cual ha sido una base para la elaboración de productos farmacéuticos ocupando una parte muy importante de los sistemas de salud a nivel mundial. Una de estas plantas medicinales que se ha usado para diversos padecimientos es la J. dioica mejor conocida como Sangre de Drago o Grado que ha sido localizada en diversas zonas de Hidalgo. La J. dioica ha sido empleada para diversas enfermedades, pero no existe evidencia experimental contundente sobre si produce o no genotoxicidad. Existen pocas evidencias acerca de su composición química y que pudiera dar herramientas para comprobar los efectos terapéuticos y/o genotóxicos de esta planta. Por ello, es necesario primero, conocer su composición, además de entender el posible mecanismo por el cual pudiera ejercer algún efecto genotóxico. Si existe este efecto, podríamos alertar a la población sobre el riesgo que puede causar su consumo, lo que evitaría que lo tomen deliberadamente como hasta ahora.