Descripción:
Las áreas naturales protegidas (ANP) son en la actualidad la estrategia más reconocida de conservación en todo el mundo, debido a su importancia para proveer espacios para la protección de la biodiversidad, la integridad de los ecosistemas y por ende, de los servicios ecosistémicos (IUCN, 2005). El establecimiento de sistemas de áreas para la conservación ha demostrado minimizar los riesgos de extinción y ha sido parte central para la protección de la
diversidad biológica (Bruner et al., 2001; Sánchez-Cordero et al., 2005). Sin embargo, históricamente la mayoría de estas áreas han sido elegidas de manera oportunista (Simonian, 1999). Por ejemplo, se han conservado aquellas áreas que se localizan en zonas remotas e inaccesibles o que son inadecuadas para actividades antropogénicas, lo que provocó por consecuencia que las ANP no tengan representada adecuadamente la biodiversidad de una región. Por tal motivo, recientemente surge la necesidad de apoyarse en protocolos específicos, útiles para priorizar estas áreas, a este conjunto de métodos se le denomina planeación sistemática de la conservación (Margules y Sarkar, 2009).