Los estudios sociales han dirigido su mirada a los fenómenos dentro de la ciudad; la urbe ha sido el centro donde se concentran infinidad de movimientos y visiones del entretejido social y se ha convertido en un punto de debate, que deja de lado la forma y estructura del espacio, para dar paso a la construcción de un marco teórico que compete a lo político, lo social y humano, lo cultural y económico; además de incluir toda clase de matices, que surgen al generar las relaciones entre los actores del espacio. Desde esta visión, el espacio es un elemento que se limita y dimensiona a partir de los individuos que le otorgan connotaciones, significantes1 y significados; propios de la experiencia de habitar.