El desarrollo de internet ha permitido que sea más visible el devenir de ciertos fenómenos sociales que acontecen, ahora en el espacio digital. En este punto surgen algunas preguntas: ¿hay un traslado de lo que ya pasaba de manera regular en la sociedad sólo que a un nuevo formato? ¿O hay una producción de nuevas formas de relacionarse? Puesto en otras palabras, lo que sucede en internet, ¿se originó ahí? ¿O es sólo una nueva faceta, en modalidad virtual, de algo que ya había ocurrido en el espacio físico? Lo cierto es que el uso cada vez más constante de internet, sumado al tiempo que muchas personas le dedican a las redes sociales, convierte al espacio digital en un elemento de análisis que demanda ser atendido, desafiando en el proceso a las metodologías y superando algunos conceptos tradicionales de las Ciencias Sociales, pero forzando y permitiendo que se desarrollen nuevas herramientas teóricas y categorías de análisis, resultando en unas que son más adecuadas para estos formatos digitales, revolucionando de esta manera las concepciones que se tenían en torno a las interacciones sociales y a sus elementos. Los puntos anteriores se hicieron todavía más evidentes en el transcurso de los años 2020 y 2021, cuando la cuarentena derivada del virus SARS-CoV-2 alcanzó su mayor apogeo, teniendo como una de las consecuencias la limitación de las interacciones sociales de manera física, optando por trasladarlas a una forma virtual, incluyendo ámbitos como el laboral y el educativo. En muchos países del mundo, entre ellos México, las personas a la par de que realizaban un resguardo para ponerse a salvo del virus y reducir con esta acción la cadena de contagios, hicieron incursiones más numerosas al espacio digital, aumentando el tiempo dedicado a la modalidad online.